El Manifiesto Bee My Chef


Soy una mujer moderna que propone que las mujeres vuelvan a la cocina.
Siempre me gustó cocinar. ¿Será porque soy hija de “idishe mame” y “padre tano mangia fideos”? Seguramente eso haya ayudado. De todas formas yo soy la típica mujer moderna que puede hacer muchas cosas a la vez inclusive COCINAR y encima DISFRUTARLO!
Me despierto 6.30 de la mañana y además de dedicar el tiempo que toda mujer debe dedicar a su producción, tengo un hijo de 4 años que necesita mi asistencia para salir del pijama del hombre araña y ponerse el uniforme del jardín mientras toma su leche y mira dibujitos al mismo tiempo que intenta agarrar dos galletitas de chocolate y el autito de Mc Queen. Salgo de mi casa como un rayo, manejo 1 hora y media hasta microcentro, trabajo 9 horas y vuelvo a mi casa a las 19.30, luego de haber manejado entre embotellamientos por demás fantásticos, esquivando una selva de autos que se pegotean por ganar unos metros.
Llego entonces a mi casa… Luisa trabaja en casa, me mira al entrar en la cocina y estoy segura que piensa “con qué cosa rara saldrá la señora hoy?”. Y sí, yo no soy de esas que se arreglan mezclando una lata de choclo con una de atún. A mí me gusta comer bien, a mí me gusta cocinar y ver como las personas que prueban lo que cocino, disfrutan.
Cómo les brillan los ojos cuando sienten ese “olorcito” a casero, cómo se sonríen al destapar una olla y sorprenderse con la explosión de colores, aromas y sensaciones que salen de ella. Es que la cocina es eso, una experiencia SUPER sensorial, donde todos los sentidos son protagonistas. La mezcla de aromas, sabores y colores, me inspiran para inventar distintas recetas buscando nuevas experiencias. Improvisar me divierte, abrir la puerta de la heladera e inventar platos con lo que haya, me fascina.


Quizás se conjugue con mis orígenes el hecho de que soy diseñadora gráfica y para mí la estética y el color son básicos para que algo me atraiga. Siempre recuerdo cómo no podía entender cuando mi marido, en época de novios, traía a la mesa de alguna parrilla con salad bar, ensaladas monocromáticas que no sabían a nada. “A esa ensalada le falta color!” le decía siempre. Hoy cada vez que tiene que armar una ensalada, me pregunta qué color le falta!
Creo fervientemente que la cocina nos ayuda a relajarnos y desconectarnos del mundo loco en que vivimos estos días. Creo con toda convicción que la cocina debe ocupar un lugar muy importante en nuestras familias. Creo con todo mi corazón que cocinar para las personas que queremos, es una demostración imbatible de cariño.
Digo también que la cocina nos conecta, es un legado que nos une y nos recuerda constantemente “de donde venimos”…
Me había ido a vivir sola contra el deseo de mis padres… tenía jóvenes 19 años cuando me mudé a Palermo con una amiga. La primera noche que estuvimos solas en el departamento cociné un puchero de esos que tienen de todo y que logran invadir toda la casa con “olorcito a abuela” que entibia el corazón… Justo antes de sentarnos a comer, suena el teléfono. Era mi mamá para saber cómo estaba y qué iba a comer en mi primera noche. “Puchero”, le contesté… del otro lado se oyó un llanto y un ahogado “Yo también hice puchero”. ¡Y las dos nos pusimos a llorar! Es que la cocina nos ayuda a revivir momentos remotos.



Las mujeres de hoy en día podemos hacer millones de cosas a la vez. Estar en varios lugares al mismo tiempo, ocuparnos de las tareas más disímiles y aparentemente incompatibles.
¿Por qué no vamos a poder COCINAR?
Propongo una mujer moderna que no solamente pueda desarrollar una exitosa carrera profesional procurando que nada falte a sus hijos y que la casa funcione, sino que también disfrute de cocinar, tarea quizás olvidada o atada a la imagen de la ama de casa del ´50 que usaba batón, ruleros y delantal.
¡Propongo un real acercamiento de los tacos, el maquillaje, los escotes y las polleras a la cocina!
Propongo completar ese perfil de mujer efectiva y productiva sumándole la pasión por cocinar, por llegar al corazón de las personas que quiere, por qué no, desde el estómago.
Mujeres modernas, vuelvan a la cocina.